Reseña: TARDES DE OTOÑO, de Joana Marcús. Por Alba Amador.

 

Título: Tardes de otoño
Autora: Joana Marcús
Edición: Publicado en Wattpad
Partes: Una introducción, 22 capítulos y un epílogo
Reseña por: Alba Amador


TARDES DE OTOÑO
JOANA MARCÚS

    Os voy a explicar lo que me pasa con Joana Marcús y pido perdón de antemano por si esta introducción se hace un poquito —muy— larga. Hace unos meses —¿en septiembre?— volví a Wattpad. Supongo que buscaba lecturas amenas y rápidas a las que pudiese atacar con facilidad, ya que empezaba el curso y es mucho más cómodo leer en el móvil, que siempre lo llevo encima, sobre todo teniendo en cuenta que, como estudiante de Bellas Artes, mis clases son el noventa y nueve porciento del tiempo prácticas y tengo momentos aleatorios de descanso y tengo que estar moviéndome continuamente de un lado a otro. El caso es que me puse a buscar y a buscar y di con el perfil de Joana (@JoanaMarcus en Wattpad), concretamente con su libro Etéreo. Y me sorprendió gratamente.

    ¿Qué es lo que pasa con Wattpad? Lo que pasa con Wattpad es que, al ser una plataforma gratis de autopublicación online, por llamarlo de alguna manera, todo el mundo puede acceder a ella y compartir sus historias. Esto es sencillamente maravilloso, pero hay un pequeño inconveniente: esos libros no están corregidos y editados por profesionales, por lo que muchas veces una se encuentra con tremendas —enormes, horribles— faltas de ortografía y gramaticales, con faltas de coherencia o con historias cuya trama es verdaderamente buena pero que no han tenido el desarrollo que merecían. Por eso, cuando empecé Etéreo, lo hice con cierta duda, pero menos mal que lo hice.

    Leí Etéreo y, aunque el personaje principal me pareció un poco infantil en algunas ocasiones —quizás demasiado—, quedé fascinada con la trama. Recuerdo que cada vez que acababa un capítulo pensaba: "Dios mío, ¿y ahora qué? Tengo que seguir". Porque Joana hace eso, te deja con las ganas de saber más. Después empecé Sempiterno, la segunda parte, pero tenía pocos capítulos, así que decidí esperar. Leí los tres libros que estaban publicados de la saga Meses a tu lado, convirtiéndose Antes de diciembre en mi libro favorito de Joana junto a La última nota, que la leí después. Entonces, llegó el dilema de que Ciudades de Humo no estaba corregida (esperé pacientemente a que la corrigiera) y los demás libros estaban en proceso.

    Fue entonces cuando me di cuenta de que me había gustado tanto, tanto el modo de escribir de Joana, que no era capaz de leer nada más. Así que, en contra de mis principios, me lancé a leer las que estaban en proceso, porque no podía aguantar. Una de ellas era Tardes de otoño.

    Verás, lector, Tardes de otoño no es mi libro favorito de Joana. Pensé en hacer una reseña de La última nota, pero siento que ese libro tengo que volver a leerlo para analizarlo como se merece. Sin embargo, Tardes de otoño terminó de ser publicado ayer y cuando lo acabé me vino un pensamiento a la cabeza: tenía que hacer una reseña. Así que aquí estoy.


Sinopsis

    Algo que desde mi humilde punto de vista le falla a Joana Marcús son las sinopsis de sus libros. Me parece que no le hacen justicia a lo que uno va a encontrarse, pero supongo que eso es parte del juego, porque al final lo que hay detrás del título de cada libro es mucho mejor de lo que se esperaba.

    Esta es la sinopsis que ha escrito la autora para el libro:

¿Qué es lo peor que podía pasarle a la pobre Mara después de reencontrarse con el que fue el amor de su infancia ocho años después de la última vez que lo vio?

Ah, sí. Que siguiera sintiendo cosas por él... y se negara a asumirlo por ser una testaruda.

Suerte que Aiden era todavía más testarudo que ella.

    Efectivamente, Mara vuelve a encontrarse con Aiden y, de repente, todo da un tremendo giro. No sólo tiene que enfrentarse a esos sentimientos que siguen ahí pero que se niega a aceptar, sino que también tiene que luchar con lo difícil que es tener esos sentimientos y compaginarlos con su pasado y sus miedos... El lector acompañará a Mara en un proceso de autoconocimiento, progreso y lucha junto a este chico que parece estar dispuesto a darlo todo por ella.

    Tardes de otoño es un romance, una historia de amor; pero, sobre todo, es una historia de amor propio, de aprender a quererse, a aceptarse y a elegirse a una misma por encima de todo, porque si no sabes cuidar de ti, no podrás cuidar de nadie más. Es así de sencillo y fascinante.


Personajes

    Algo que me encanta de esta autora es su capacidad para darle a los personajes secundarios la importancia que se merecen. En sus libros, los personajes secundarios no son un añadido, sino que forman una parte fundamental de la historia. Tienen su propio arco y su propia trama, que se enlaza con la principal con una facilidad francamente increíble. Consigue que tengan su propia historia, sus propios problemas y sus propios avances sin que parezca que se trata de otro libro completamente diferente; los enlaza con los personajes principales de un modo ameno y natural, lo que se agradece mucho.

    Quizás en Tardes de otoño están un poco menos desarrollados, aunque siguen siendo muy importantes para la trama. Pero esto se ve compensado con la tremenda complejidad de los protagonistas —sobre todo de Mara—, que tienen una trama propia para nada aburrida o que necesite una tregua. De hecho, en realidad tienen dos: la relación entre ellos y el problema personal de Mara —del cual no voy a hablar, para no fastidiar el libro, que obviamente afecta también al propio Aiden.

    Mara tiene un carácter fuerte y una personalidad marcada. Le gusta escribir, algo que resultará fundamental en el desarrollo del libro, y arrastra desde hace años un algo del que poco a poco se va sabiendo más conforme avanza el libro pero que, desde el principio, se va intuyendo, pues a la autora no se le escapa ni un solo detalle. Su forma de actuar y reaccionar, sus pensamientos y sus intereses nos conducen directamente hacia ese algo mientras, al mismo tiempo, el lector se queda atrapado en la excitante tensión que existe entre ella y Aiden.

    Ser testigo del desarrollo personal de este personaje femenino es estimulante, emotivo e inspirador. Aunque a veces parece que ese algo queda un poco flojo —no sé si le toca personalmente a la autora, pero a mí sí, y a veces me lo ha parecido—, en general está abordado con bastante soltura y acierto. Los detalles son fundamentales y no faltan ni en la protagonista ni en su entorno, lo que se hace muy necesario para que ese algo no parezca haber sido colocado ahí porque sí, por poner algo. Esto tengo que reconocérselo a Joana, así como darle las gracias personalmente.

    Aiden, un joven boxeador, es un personaje masculino que, como todos los protagonistas masculinos de la autora, se aleja del tópico de novio tóxico y celoso cuya obsesión por controlarlo todo queda completamente romantizada y normalizada. Gracias de nuevo, Joana, si estás leyendo esto. Por el contrario, Adien tiene una personalidad arrolladora, de esas que pueden atropellarte si no la cruzas con cuidado, pero a la vez es un pedacito de pan. Mientras que a Mara dan ganas de abrazarla durante horas y darle todo el apoyo del mundo, Aiden hace que quiera estrujarlo hasta asfixiarlo de amor, aunque a veces también me apetecía darle una colleja, sinceramente.

    Pero verás, lector, lo que más me gusta de Aiden es el modo en el que interactúa con Mara. Es absolutamente fundamental su papel y el modo en el que lo desempeña. Su reacción a ese algo es, ante todo, humana, pero también fortalecedora. Su apoyo constante y su insistencia para hacerse un huequito en el fuerte amurallado que es el corazón de Mara son fundamental para que ésta se de cuenta de que tiene que seguir avanzando, y esto es un detalle que aporta la guinda al pastel. Porque sí, a veces nos empeñamos en pensar que podemos soportarlo todo solos, pero no somos Atlas sujetando la Tierra y el firmamento y necesitamos que nos ayuden un poquito.



Opinión sobre la trama y la narración

     Algo que caracteriza a Joana Marcús es su humor, tremendamente sencillo aunque no por ello menos divertido. Sí es cierto que a veces este humor puede parecer algo forzado —algunos diálogos pueden resultar infantiles, desde mi punto de vista—, pero esto es a gusto del consumidor; a ella le funciona y le gusta escribir así y a sus lectores parece encantarles.

    Por otro lado, su modo de escribir es sencillo, simple y bastante directo. Aporta una soltura que ayuda a amenizar los temas tan serios que se atreve a tratar y que encaja a la perfección con esa faceta humorística. En Tardes de otoño, este modo de narrar tan ameno alcanza en ocasiones un punto de seriedad que está entrelazado con el resto de la trama con bastante acierto.

      Pero lo más importante, lector, es su capacidad para, como ya he mencionado, dejarte con las ganas de seguir avanzando. Este libro es de esos que no sólo tienen una buena trama, sino que además dicha trama está bien desarrollada.

    Aparecen dos tramas principales que se entrelazan a la perfección y que se ceden espacio la una a la otra. Por un lado, la relación entre Mara y Aiden es enternecedora. Es un privilegio entrar en la intimidad abrumadora de estas dos personas que quieren darse el mundo mutuamente pero que no saben por dónde cogerlo. El avance es constante, con sus altibajos, sus baches y sus mejoras, incluso con sus pausas, pero constante. Cada cosa influye, cada palabra o acto forma una pata muy necesaria para sustentar la mesa sobre la que se extiende el inmenso mantel cosido con el amor entre Aiden y Mara. En serio, es amor puro, del cursi a veces y del serio otras. Romance de ese que a las románticas empedernidas como yo nos encanta.

    Por el otro lado está la trama personal de Mara, para mí la más importante y, por lo que he entendido, también para la autora. Esta chica avanza con pies de plomo, con pasos tan pesados que el propio lector necesita pararse a descansar con ella. A veces, si el tema te toca de primera mano, puede resultar ensordecedor y asfixiante por los detalles, pero esto no es más que otro punto a favor: Joana consigue hacerte sentir y lo hace con una bofetada directa, de esas que ves venir pero que te niegas a aceptar y precisamente por eso duelen más. Para mí es muy, muy sencillo que un libro me haga reír o me provoque felicidad, pero generar angustia es algo más complicado y Joana lo ha conseguido.


Conclusión

    Por supuesto que el libro tiene fallos, no es perfecto. Pero sinceramente, me parece fascinante que sin ningún tipo de supervisión profesional se alcance este nivel de complicidad entre autora y lector. Este libro que trata del amor propio disfrazado de romance se ha hecho un huequito en mi corazoncito y me ha gritado que yo también puedo seguir avanzando, que poco a poco los miedos se comprenden y se aceptan y que no se trata de olvidarse de ellos, sino de aprender de lo que causan. 
    Y lo mejor es que, al final, todo queda en las manos del lector. Joana hace una promesa evidente desde el principio y, haciendo acopio de toda su dignidad, se atreve a dejarla sin responder al final del libro. Y esto lo hace sin dejar un sabor amargo, o al menos a mí no me lo ha dejado. Lo hace provocando una satisfacción igual de estimulante por un desenlace para nada esperado y completamente diferente a los de sus otros libros. Chocante, sorprendente y abrumador.



    Yo, personalmente, lo recomiendo.

    ¿Tú lo has leído? ¿Qué te ha parecido?


Advertencia: libro con contenido explícito y adulto.





Reseña por Alba Amador.

Comentarios

Entradas populares de este blog

CONVERSACIÓN SOBRE ARTE: MATISSE Y WESSELMANN. Por Alba Amador.

Diario de una chica celíaca, vegetariana y en recuperación de TCA.