Reseña: BRUJAS Y NIGROMANTES, de Raquel Brune. Por Alba Amador.
Título: BRUJAS Y NIGROMANTES (Hermandad, Rituales y Equilibrio) Autora: Raquel Brune Editorial: Hidra Materia: Fantasía, Misterio |
BRUJAS Y NIGROMANTES
RAQUEL BRUNE
Brujas y Nigromantes ha sido una lectura interesante,
desde luego, pero debo decir que me ha decepcionado un poco, quizás porque me
esperaba un nivel bastante más alto del que me encontré. Para que me entendáis:
mi yo de quince años hubiese disfrutado mucho más con la lectura, mientras que
mi yo actual exige más complejidad y acción, sobre todo complejidad. No
obstante, Brujas y Nigromantes son, desde luego, unos buenos libros.
Sinopsis
Hermandad: Tras siglos de persecución, las brujas al fin pueden mostrarse ante el mundo sin miedo: comparten sus vivencias en la red, se graban practicando hechizos y celebran fiestas exclusivas a las que solo pueden acudir quienes pertenecen al aquelarre. Han sellado una tregua con los nigromantes, y la gente corriente ya no ve en sus peculiares prácticas mágicas una amenaza.
Sabele, una joven bruja, está a punto de presentarse a
las pruebas de aprendiz de la Dama que se disputan una vez al año… pero,
durante la noche de la elección, se produce un inesperado vuelco del destino.
Cuando el acuerdo de paz entre las brujas y nigromantes
salta por los aires, Sabele y sus amigos empiezan a presenciar muertes en ambos
bandos y comprenden que nadie está a salvo.
Y en mitad del caos, mientras brujas y nigromantes se
preparan para la batalla definitiva, un poder sin igual aguarda a ser invocado
para alzarse de entre las sombras.
El Aquelarre de Madrid se prepara para la elección de
una nueva Dama y para acordar un nuevo Tratado de Paz que les permita convivir
con los nigromantes. Sin embargo, sus diferencias parecen acentuarse más que
nunca a medida que la intolerancia crece en ambos bandos. Mientras tanto, la
joven bruja Sabele y sus amigas intentan recuperar la normalidad con un viaje
de verano a Edimburgo para asistir al FREF, un famoso festival que reúne a
hechiceras de todo el mundo. En Escocia comprobarán que la magia puede ser
incluso más poderosa de lo que creían. Lo que no sospechan es que una voz, un
ser capaz de corromper al corazón más puro, recorre la ciudad en busca de un
huésped que puede satisfacer sus oscuros deseos.
Tras negarse a firmar un nuevo Tratado de Paz, Cal, al
frente de los nigromantes, se convierte en el principal sospechoso de los
extraños acontecimientos que asolan Madrid y de poner en peligro el delicado
Equilibrio de las magias de vida y muerte. A medida que el “Emperador”
incrementa su poder y gana aliados en toda Europa, aumentan los recelos de las
brujas y de la Guardia, hasta que una peculiar invitación pondrá el destino de
la comunidad mágica en manos de una sola bruja.
Personajes y Worldbuilding
Algo
muy importante que tengo que reconocerle a Raquel Brune es su capacidad para
elaborar personajes complejos, completos y reales. Sus personajes, incluso los
secundarios, acogen al espectador entre sus brazos y le permiten formar parte
de la historia de un modo reconfortante. Tienen defectos que no se molestan en
ocultar al lector y sus sentimientos y reacciones son completamente naturales y
humanas.
Por otro lado, el hecho de que la historia se sitúe en
el actual siglo XXI le ha permitido jugar con el mundo que crea con gran
riqueza. Para la mente de un lector inquieto, que rasca al máximo hasta poder
crear en su cabeza una imagen nítida de lo que está leyendo, los personajes de
Raquel son como un regalo envuelto en papel brillante y bonito: la imaginación
de la joven autora para dotar a cada uno de un estilo tan propio y diferente y
para describirlo con tanta claridad es sencillamente abrumadora y admirable.
E incluyo aquí también a sus personajes secundarios.
Ya he mencionado en varias reseñas que es de suma importancia en un buen libro
el papel de los personajes secundarios, y ella no solo no los deja de lado en
lo que a la acción y al desarrollo de la historia se refiere, sino que tampoco
se queda corta en el desarrollo visual de los mismos. En este aspecto, chapó.
Raquel, te has lucido con tus pequeñas creaciones.
Elaborar personajes que estén en continua evolución y sorprendan sin que resulte
forzoso, es una de las partes más difícil de escribir un libro, y esta autora,
desde mi humilde punto de vista, lo ha hecho fenomenal.
Trama
Pero
lo más importante: la trama me ha parecido un poco demasiado simple. Bueno, no
la trama, porque la idea es maravillosa, nada simple y a mí, sinceramente,
nunca se me habría podido ocurrir.
Cuando te presentan un libro, en este caso tres, y te
dicen que vas a encontrar a brujas veinteañeras en el actual siglo XXI haciendo
de las suyas y jugando con el destino, te esperas una aventura de esas que te
mantienen pegada al libro como una lapa. Al menos, eso era lo que yo esperaba.
Y no me malinterpretéis, la historia es increíble, interesante y completa, pero
quizás hubiese quedado más fascinada si hubiese leído estos libros con quince
años.
No obstante, he de reconocer que, de haberlos leído
con esa edad, no hubiese sido capaz de empatizar con los personajes y con los
distintos dilemas morales que se proponen del mismo modo en el que lo he hecho
ahora. Raquel también sabe lucirse al introducir pequeñas perlitas entre las
letras de sus libros. Las diversas situaciones a las que se van enfrentando los
protagonistas, los pensamientos y decisiones a los que tienen que hacer frente,
desde luego sí que suponen un auténtico reto también para el lector.
Pero, repito, me ha faltado algo, quizás acción o más dinamismo.
De hecho, creo que puedo asegurar que solo con el tercer libro —que lo devoré
en dos días, es el mejor de la trilogía sin duda— he sentido esa necesidad
seguir leyendo sin parar, y el segundo en concreto se me atragantó bastante.
Creo que a esto podemos llamarlo slow burn. Y
tan slow, que la historia está conectada desde la primera página del
primer libro hasta la última del tercero. Pero oye, otro punto muy a favor de
la autora: su capacidad para entrelazar historias es asombrosa.
Por último, algo que tiene un papel fundamental en la
impresión que me provoca un libro es el número de historias que tiene, cómo se
complementan y su desenlace. Me gusta verlo como un árbol. Hay libros que
tienen muy poquitas ramas, o incluso solo el tronco, y luego hay otros como
estos tres que, en contra de todo pronóstico, tienen muchas muchas ramas y
todas ellas crecen libremente sin estorbarse y dejándose paso las unas a las
otras. Es decir: además de la historia principal, que como he dicho se va
entrelazando desde un libro al siguiente, se van sucediendo otras historias
secundarias y, dentro de esas, otras más. Puedo visualizarlo como un árbol
enorme y bonito, con una expansión muy orgánica de sus ramas pero, a su vez,
con un toque geométrico que las hace encajar a la perfección.
Conclusión
En
definitiva, Brujas y Nigromantes es una buena lectura, de interés y de la que,
desde luego, el lector no va a arrepentirse. No obstante, ese slow burn de la
trama no ha terminado de absorberme por completo. A gustos colores, claro.
Es una lectura que recomiendo, sobre todo si no sabes
qué leer o si te apetece algo ligero y que, a la vez, te haga experimentar un
amplio abanico de emociones.
Los recomiendo.
Reseña por Alba Amador.
PD: Tengo que aclarar una cosa: los libros de Raquel
Brune no son para niños. La autora lo ha dejado claro pese a la insistencia de
algunas librerías por colocar sus novelas en las secciones infantiles por tener
portadas bonitas o ser aparentemente “inofensivas”. No, no son libros para
niños.
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