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Diario de una chica celíaca, vegetariana y en recuperación de TCA.

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Últimamente me preguntan cómo llevo lo de ser celíaca. Ponen incapié en el hecho de que además soy vegetariana. La verdad es que lo llevo bien. El problema no es la dificultad que suponga, porque es difícil pero no imposible. El problema es ser la amiga del grupo que pone pegas con la comida cuando salen (otra vez). El problema, sobre lo que nadie me ha preguntado, es cómo llevo saber que hay alimentos que pueden hacerme tanto daño al aparato digesetivo (ya dañado durante años de restricciones y vómitos), cómo llevo eso de tener miedo a la comida otra vez, después de todos estos años haciéndolo y habiéndolo superado poco a poco. El otro día me pusieron una ensalada por delante. Lo más simple del mundo, imposible de contaminarse, diría cualquiera. Yo me pasé quince minutos mirándola porque había un ingrediente que me generaba inseguridad. Empecé a comerla por el otro lado, porque estaba cada cosa compartimentada en el plato (esto de por sí fue un detonante, un recuerdo de esa obsesión p

La piel no pudo arreglarlo.

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8 de septiembre de 2024. 17:43 h. Era tu frase favorita. Hay que hablar las cosas solías decir. Lo importante es la comunicación, Alba . Yo, que siempre he vivido de lo bonito, tengo que decir que me vi absolutamente atraída por lo ideal de tu determinación hacia lo bien que iba a irnos si hablábamos las cosas. Yo sabía que tenías razón.  Vamos a hablarlo y se convertía en una discusión.  Pero no llores .  No estoy llorando .  Sí estás llorando, haces eso con la boca siempre que intentas aguantar las lágrimas .  Yo siempre lloraba. Creo que nunca te vi llorar en esos momentos, creo que nunca te vi dolido cuando discutíamos. Te vi llorar cuando tenías que irte, viendo una película y cuando te dije que te fueras, pero no cuando las palabras no fluían entre nosotros; y a mí eso me dolía más. Y yo intentaba entenderte y hablar contigo. No me vas a hacer cambiar de opinión , pero solo quería que me comprendieras, no que me dieras la razón. Y las palabras y los gestos y las miradas se pu

Reseña: RUPTURA, de Des Irée. Por Alba Amador

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He tardado exactamente dos años, un mes y seis días en leer este libro y creo que es porque empezó a dolerme demasiado. Se me atragantó, se me quedaron las páginas atascadas en la piel y me costaba absorber la luz y el aire y yo los necesitaba. Y en algún momento dejé de leerlo. Volví a cogerlo varias veces, leí varias páginas y volví a soltarlo. Lo miraba al entrar en mi habitación, escondido en una estantería con un fondo bastante profundo que hace que los libros  —todos los de ese estante casualmente de poesía — se escondan de mí.   Y ahora que lo he acabado pienso que me hubiese gustado leerlo del tirón, sentir bien la herida, lamerla, curarla.     Des Irée habla de tener amor y de que te falte, y como bien dice Elena Codes en el epílogo, hablar de amor es siempre lo mismo, el mismo amor. Y en ruptura hay amor de piel, de lo de dentro, de lo de fuera, de alguien, de otro, de todos, del que no está, del que nunca estuvo, del que siempre va a quedarse. Y es un amor que te llega como

Reseña: EL ARTE DE ENGAÑAR AL KARMA, de Elísabet Benavent. Por Alba Amador.

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  Título: El arte de engañar al karma Autora: Elísabet Benavent Editorial: SUMA Páginas: 696 Libro para +18 El arte de engañar al karma algunas personas dicen que es el mejor libro de Elísabet Benavent y otras dicen que es horrible. Algunas simplemente dicen que está bien. Creo que yo me encuentro entre este último grupo.     Dejo aquí la psinópsis:      Una aspirante a actriz cansada de hacer castings...      Un artista reconocido en plena crisis creativa...      Unos valiosos cuadros encontrados en un desván...      Y el arte del engaño para cambiar las leyes del karma.     La narrativa de Elísabet Benavent me resulta, en su mayor parte, refrescante, incluso aun siendo bastante densa. Su prosa tiene un punto poético que en este libro se mantiene patente y que desde mi punto de vista le da mucha fuerza. La verdad es que no tengo ningún tipo de pega respecto a eso. Elísabet Benavent escribe muy muy bien, su narrativa es muy característica y muy suya, y esto queda de nuevo demostrado e

Reseña: LA VOZ DORMIDA, de Dulce Chacón. Por Alba Amador.

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Título: La voz dormida Autora: Dulce Chacón Novela histórica Guerra civil española y posguerra   Os voy a decir una cosa: tenéis que leer La voz dormida . Y punto. Vale, ahora en serio. En la reseña de Alibrate y la Casa del Libro he escrito esto: Indescriptible. El tipo de libros que se te clavan dentro. La prosa de la autora es preciosa, atrapante y emotiva, bella e incluso poética. La historia es conmovedora y te hace sentir el dolor en lo más hondo del corazón. Creo que todo el mundo debería leer este libro, porque hay que recordar, hay que honrar. No podemos olvidar. Aquí, en el blog, puedo alargarme más. La sinopsis reza así: Un grupo de mujeres, encarceladas en la madrileña prisión de Ventas, enarbolan la bandera de la dignidad y el coraje como única arma posible para enfrentarse a la humillación, la tortura y la muerte. Pocas novelas podemos calificar como imprescindibles. La voz dormida es una de ellas porque nos ayuda a bucear en el papel que las mujeres jugaron durante un

Una carta en un bar. Relato corto número dos. Alba Amador.

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     Miré por la ventana del autobús, entrecerrando los ojos para intentar que mi visión fuese mejor. El resultado fue penoso. Pegué la frente al cristal y un escalofrío me recorrió el cuerpo al contacto con el frío. Puse las manos alrededor de mis ojos, para apartar la poca luz que venía de la única bombilla encendida en la parte delantera del autobús. Entonces, pude divisar una carretera oscura y campo, mucho campo. Algunos árboles a lo lejos —o lo que creí que eran árboles, porque realmente no se veía casi nada— y muchas estrellas en el cielo. Gracias a que había luna nueva y a que no había ni una sola farola en el exterior, al menos no aún —esperaba que al llegar a la zona residencial la cosa cambiara—, las estrellas eran completamente visibles. Divisé a la Osa Mayor. Busque a la Osa Menor y, con un poco más de dificultad, la encontré. Luego vi a Casiopea. Las demás no pude diferenciarlas. Deseé que la luz de la zona delantera se apagara para ver si así la visión del exterior era m

¡Feliz año nuevo! Relato corto número uno. Alba Amador.

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  Cuadro de Fabián Pérez. — ¡FELIZ AÑO NUEVO! La masa de gente comenzó a moverse de un modo casi peligroso. Todos se abalanzaban los unos sobre los otros, dándose besos y abrazos que, seguramente, estaban cargados de hipocresía y falsa alegría. Siempre pasaba igual: cuando llegaba el final del año, todos ponían en sus caras unas sonrisas perfectas y se deseaban mucha felicidad unos a otros, entre gestos de cariño fingido y palabras de amor barato. Aprovechando que la gente estaba ocupada contando sus deseos y expectativas para el próximo año a completos desconocidos y deseando mucha felicidad a gente que no volvería a ver hasta el treinta y uno de diciembre del siguiente año, o más bien de ese año, pues ya era uno de enero, se encaminó abriéndose paso a empujones y palabrotas hasta la barra de aquel casoplón de campo en el que se reunía la gente del pueblo a despedir el viejo año y dar la bienvenida al nuevo. La barra estaba vacía, pues todos estaban concentrados en el centro del gran